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lunes, 16 de abril de 2012

LAS ÚLTIMAS SOMBRAS

Esta poesía aunque joven en el tiempo, quiero compartirla con todos ustedes por su belleza. Y en memoria de su autor,  Antonio J. del Puig, el cual también se nos ha ido de este mundo, siendo aún joven. Una gran pérdida para el mundo de las letras y para el resto de mortales,  que admiramos sus obras.


LAS ÚLTIMAS SOMBRAS



Apura la última copa,
Amada mía,
Que el alba está a punto de llegar.
Las primeras luces de una nueva
Y terrible mañana
Asoman por el horizonte.
Y, sin embargo,
¡Qué bello está el cielo en este momento!
Luces rojizas iluminan
Unas nubes de formas caprichosas
Sobre un cielo azul claro.
¡Quién pudiera detener este momento
Hasta la eternidad!
¡Ni la más experta tejedora
Captaría sus infinitos matices
Para hacer el tapiz de nuestras vidas!


Apura la última copa,
Amada mía,
Que la mañana y sus rigores
Ya se presienten.
Alejémonos de este mar
Que pronto sólo será un terrible sufrimiento.


Las últimas sombras,
Amada mía,
Debemos ser tú y yo.


De su libro, "La Tarde ensangrentada".

Antonio J. del Puig, Página oficial.
Antonio J. del Puig, Official website.


© Antonio J. del Puig. Todos los derechos reservados. All rights reserved.

lunes, 9 de abril de 2012

AMOR POR LO BELLO

Del árido polvo del pasado, atrever de los vientos del tiempo, aquí y para siempre, nos llegan las frases que un día, nos dejaron quienes hoy seres descarnados, siguen transmitiendo sus pensamientos aun hallándose tras ese tupido velo de la muerte.
Una frase célebre que nos llega desde Ginebra, Suiza, de la mano de Jean Jacques Rousseau, allá por el siglo XVIII.


Quitad de los corazones el amor por lo bello, y habréis quitado todo el encanto a la vida.
Jean Jacques Rousseau

A TRAVES DEL TIEMPO

Rescatado  por siglos, a través del tiempo, nos encontramos con un humilde sacerdote, del cual ya solo debe quedar el polvo de sus huesos. De su recuerdo  nada hubiese quedado, su nombre, no hubiese significado nada para nosotros hoy en día, de no ser, porque este señor además de ser sacerdote también era poeta. Nos estamos refiriendo a D. Francisco Gregorio de Salas.
Este extremeño del siglo XVIII, del que se desconoce a ciencia cierta el año de su nacimiento, el cual se calcula ocurrió en 1729 y fallecido en Madrid en 1808, ciudad donde paso la mayor parte de su vida. Nos dejó una extensa y variada obra literaria. De la cual hoy quiero compartir unos versos.
EL PÁJARO PRISIONERO
Niña tierna, que me tienes
en tan estrecha prisión;
mira que me han puesto en ella
los extremos de mi amor.
Yo creí las asechanzas
de un astuto cazador,
que fingió con su reclamo
de mi consorte la voz.
Atraída de su engaño
mi violenta pasión,
por no precaver el riesgo
el precipicio encontró.
Caí en la red, y me veo
por falta de precaución,
rodeado para siempre
de amargura y de dolor.
Escarmienta en mi desgracia,
y mira niña que son
irremediables los daños
de un incauto corazón.
Dame ya la libertad,
porque benigno el amor
te la dé a ti si te ves
algún día como yo.

D. Francisco Gregorio de Salas