El Primer
poema del agua tiene un carácter de masa indiferenciada, representando l a
infinidad de lo posible, “¡Qué sea regada
la ley de la existencia…/ por el fedríaco templo albeado,” contiene todo lo virtual,
todas las promesas de desarrollo y todas las formas de reabsorción, teniendo el
agua un poder de purificación y regeneración.
Aguas
superiores de temible inclemencia,
De la
melantina ciudad, labios sapientes:
Probad vuestro
furor por el confuso presente
De los
desiertos valles, de la malvada ciencia.
¡Qué sea
regada la ley de la existencia
desde las
altas peñas graves y dolientes,
por el fedríaco
templo albeado, inocente,
destruido una
noche por su omnipotencia!
¡Sea
mezclada el agua con sangre en caterva!
Amargo océano,
abjurado asesino,
La roca
hecha agua por la lucha acerva;
Muestra, en
el terror de tu hondo remolino,
El oráculo
final del baño de tu sierva,
Pues sólo
una gota basta al buen peregrino.
De su libro,
“ La Herencia de Mnemosyne”
© Antonio J.
del Puig. Todos los derechos reservados. All rights reserved.
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